Las patas de pollo, aunque no siempre son las más apreciadas en la cocina, forman parte de la dieta en muchas culturas gracias a su aporte nutricional. Su consumo aporta beneficios importantes para la salud y la belleza.
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1. Ricas en colágeno
Las patas de pollo son una fuente natural de colágeno, una proteína que ayuda a mantener la piel firme, a reducir arrugas y a mejorar la elasticidad. Además, fortalece las articulaciones y los huesos.
2. Fortalecen huesos y articulaciones
El colágeno y la gelatina presentes en las patas de pollo contribuyen a la formación de cartílago, lo que ayuda a prevenir problemas como la artritis y el desgaste articular.
3. Benefician la salud de la piel, el cabello y las uñas
Gracias a los aminoácidos y al colágeno, favorecen el crecimiento del cabello, fortalecen las uñas y ayudan a mantener la piel más saludable.
4. Mejoran el sistema inmunológico
Contienen minerales como calcio, fósforo, magnesio y zinc, que fortalecen las defensas del organismo y ayudan en la cicatrización de heridas.
5. Ayudan a la digestión
La gelatina natural de las patas de pollo mejora la digestión al proteger la mucosa intestinal y favorecer la absorción de nutrientes.
6. Contribuyen a la salud cardiovascular
Los nutrientes presentes ayudan a regular la presión arterial y favorecen una mejor circulación sanguínea.
7. Aportan energía
Aunque son bajas en grasa, las patas de pollo tienen un buen aporte de proteínas y minerales que contribuyen a mantener la energía del cuerpo.
Conclusión
Consumir patas de pollo no solo es una tradición culinaria, sino también una forma natural de obtener colágeno y nutrientes que fortalecen huesos, piel y sistema inmunológico. Preparadas en caldos, sopas o guisos, son una excelente opción para complementar una dieta equilibrada.