Nació sano. Lloró fuerte. Respiraba bien.
Los médicos y la familia estaban tranquilos.Pero a las pocas horas… algo extraño comenzó a notarse.
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En las plantas de sus pies aparecieron manchas oscuras, como si la piel estuviera muriendo.
Primero pequeñas… después crecieron con rapidez.
El bebé tenía solo un día de vida.
Estaba estable, sus signos vitales parecían normales.
Y sin embargo, esas lesiones avanzaban como una sombra.
Se hizo una ecografía: nada claro, apenas un edema.
La respuesta estaba en otro lugar.
El diagnóstico que los médicos sospecharon fue complejo: deficiencia congénita de proteína C.
Un trastorno raro y grave de la coagulación que, en recién nacidos, puede desencadenar lo que se conoce como púrpura fulminante neonatal.
En palabras simples:
la sangre se coagula en vasos pequeños, bloqueando la llegada de oxígeno a la piel y tejidos.
Lo que queda son esas áreas negras… tejido que fallece.
Un bebé que parecía perfectamente sano, de pronto se enfrenta a una de las condiciones más agresivas que existen.
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Estas historias son un recordatorio poderoso: la medicina está llena de enigmas.
Que un recién nacido respire y se vea bien, no siempre significa que todo esté bajo control.
A veces, el enemigo es invisible… y ataca en silencio desde adentro.
Recordatorio médico: Este contenido es educativo y con fines informativos. Ante cualquier signo extraño en un recién nacido, la atención médica inmediata puede marcar la diferencia.